Motivos para viajar

No viajamos para escapar de la vida, viajamos para que la vida no se nos escape

1. Romper con la rutina

El ser humano es un animal de costumbres y todos, en mayor o menor medida, necesitamos una rutina para vivir: horarios fijos, trabajo, el tipo de planes que hacemos el fin de semana, etc. Esto no es nada malo y es hasta necesario pero provoca que muchos de nuestros días sean una fotocopia del anterior. La idea de romper con esa rutina durante un período de nuestra vida, hacer cosas nuevas y realmente no saber qué pasará mañana ya nos parece un motivo de peso para irnos a viajar por el mundo.

2. Vivir una aventura y conocer culturas diferentes

Por supuesto, romper con la rutina no es el único motivo. Hay que sumar las ganas de vivir una aventura, de tener una experiencia de vida única y enriquecedora, de conocer lugares lejanos, culturas y modos de vida diferentes, playas paradisíacas, ciudades contaminadas, desgraciados que lo tienen todo y personas que sonríen y no tienen nada.

3. Crecimiento personal

Viajar es un baño de realidad para darnos cuenta de que nuestros problemas muchas veces no son tales. Viajar ayuda a abrir la mente y a eliminar prejuicios. El comienzo y fin de un viaje no se corresponde con la temporalidad de subir y bajar de un avión; un viaje nos va a acompañar siempre. Todo lo que vivamos pasará a formar parte de nosotros y, sin darnos cuenta, nosotros ya no seremos los mismos.

Además, viajar sirve para conocerse mejor a uno mismo. Es una prueba constante ante situaciones nuevas a las que hay que aprender a adaptarse.

4. Sentirnos libres

Pero aún hay más: la sensación de libertad tras tanto tiempo haciendo lo que dictamina la sociedad. Sentirnos rebeldes mientras subimos una montaña cuando “deberíamos” estar en la oficina. Ir a contracorriente y no hacer lo que hace todo el mundo.

5. Acabar con el sedentarismo

Cuando vives viajando no paras de moverte. Habrá días de más actividad y días de menos, pero, en cualquier caso, es un estilo de vida más activo que el que tenemos en nuestra vida habitual (coche, casa, oficina…)

¿Cómo reaccionan nuestros amigos/conocidos ante esta decisión?

Pese a tener tan claro que dejarlo todo por un tiempo y marcharnos a dar la vuelta al mundo es, posiblemente, la decisión más acertada que hayamos tomado nunca, en ocasiones ha sido lo más difícil de explicar a nuestro entorno.

Existen tantas formas de entender la vida como personas somos en el mundo. Ha sido divertido contarle a la gente nuestro plan y analizar las distintas reacciones. Podríamos casi clasificarlas en dos grupos:

Hay personas a las que les dices “Me voy a dar la vuelta al mundo” y, simplemente, lo entienden, te envidian, ves el entusiasmo en sus ojos. No hace falta darles motivos. Y no se les pasa por la cabeza preguntarte por el trabajo, las vacunas o la carrera profesional. Normalmente, esas personas te preguntan por el itinerario, los destinos y cada dos frases sueltan un ¡Qué envidia! o ¡Qué guay!

Por otro lado, nos hemos encontrado con respuestas del tipo: ¿Y si luego no encuentras un trabajo como el que tienes? ¿Y si un día no tienes un pantalón limpio que ponerte? ¿Y si la cama de los hoteles es incómoda? ¿Y si te pones malo?

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