Aterrizaje en Nueva Delhi
Nuestra experiencia en la India empieza justo con la típica estafa en el aeropuerto de Nueva Delhi (Ahora sabemos que es típica… ¡Ojalá nos hubiéramos informado antes!)
Fuimos a la India con la intención de recorrer el triángulo dorado pero queríamos hacerlo todo por nuestra cuenta: habíamos comprado el vuelo, reservado los hoteles en todas las ciudades, un conductor para los viajes largos de una ciudad a otra, etc.
La gran puerta de entrada al norte de la india es el aeropuerto internacional Indira Gandhi de Nueva Delhi así que allí aterrizamos sobre las 12:30 de la noche. Entre que salimos del avión, pasamos el control de pasaportes y visados y recogimos las maletas pasó una hora y pico.
Cuando salimos del aeropuerto, tratamos de localizar al conductor que habíamos reservado a través con la empresa Gettransfer para que nos llevase al hotel pero tras muchas vueltas desistimos. No estaba.
Así funcionan las cosas en la India
Este es el primer aprendizaje: los conductores que contrates/apalabres para las recogidas en el aeropuerto muchas veces no vienen hasta que tú no les llamas o escribes. Nosotros no pudimos hacerlo por no tener una SIM Card India que nos habría salvado la vida esa noche. Así que si viajáis por libre a la India tratad de haceros con una SIM en el aeropuerto para poder llamar y tener acceso a internet.
Sobre las 2:00 am estábamos muy cansados y decidimos coger uno de los taxis de prepago del aeropuerto. Nos acercamos a una cabina, dijimos donde íbamos, pagamos la carrera (Unos 5€) y fuimos con el papelito a la cola de taxis.
Aquí empieza la aventura.
En el taxi
Una vez subidos al taxi, le damos la dirección de nuestro hotel y el taxi empieza su ruta o mejor dicho su rally. Sabíamos que en la India conducían como locos pero ir en aquel taxi era jugarse la vida. Pronto la ruta dejó de ser carretera y empezamos a pasar por caminos no iluminados, sin asfaltar, chabolas, calles con basura por todas partes, sin nadie salvo algunos hombres durmiendo en sus tuktuks como podían. Aquí ya el contraste que sentimos fue enorme.
Al cabo de un rato, el taxista nos dice que la calle está cortada porque está habiendo muchas manifestaciones en Delhi y no puede llegar y nos pide el número del hotel para llamar y preguntar. Le damos el número del hotel, lo marca pero vemos como no llama al hotel sino a otro número que él ya tenía marcado. En seguida le dijimos que sabíamos que no estaba llamando al hotel.
Él nos explicó que el número del hotel no estaba disponible porque probablemente estuviera cerrado por las manifestaciones y que el otro número al que llamaba era uno de información. Como prueba, nos dejó su teléfono para que nosotros pudiéramos llamar y comprobarlo y, efectivamente, saltaba una locución que decía que el número del hotel no estaba disponible. Si hubiéramos podido llamar desde nuestro móvil, nos habríamos ahorrado todo lo que pasó después.
La «ayuda» del taxista
Acto seguido, el taxista en un ataque de generosidad, nos dice que nos va a ayudar y a llevarnos a una Oficina de Turismo Oficial del Gobierno Indio (Que en realidad es una agencia de viajes) para que nos digan qué podemos hacer. Total que nos plantamos allí y el taxista nos dice que nos bajemos a hablar con ellos. Nosotros nos negamos a bajar del taxi así que el chico de la oficina muy amablemente viene a hablar con nosotros a través de la ventanilla del coche. Nos cuenta lo mismo que el taxista: Delhi está toda cortada y cerrada por las manifestaciones, muchos hoteles están cerrados estos días y además la zona a la que nos hemos empeñado en ir es un barrio malísimo para unos turistas, está lleno de prostitución, drogas y vandalismo.
En ese momento, como no sabíamos qué hacer, le pedimos al taxista que nos llevara de nuevo al aeropuerto pero se negaba. Decía que a esas horas ya no había nadie (En realidad es uno de los aeropuertos más transitados del mundo y hay gente a todas horas), que no nos iban a dejar entrar si no llevábamos un vuelo de salida, etc.
Análisis de la situación
La situación era la siguiente: nuestra primera vez en la India, a las 3:00 am, con una reserva de hotel supuestamente cerrado y un taxista que nos retenía y se negaba a llevarnos al aeropuerto. La sensación de estar siendo secuestrados empezó a aumentar.
Finalmente, el taxista accedió a intentar llevarnos al hotel y a los 5 minutos de reloj nos estaba dejando en un callejón sin asfaltar donde no había nadie salvo algunos hombres durmiendo por la calle o en sus tuktuks, algunos animales y mucha basura por todos lados. Le pedimos que nos acompañara hasta el hotel para ver si estaba abierto y se negó como haciéndonos ver que a él le asustaba pasar por ahí.
Realmente, habíamos conseguido que nos llevase al hotel pero ya nos habían metido tanto miedo que cuando vimos aquel callejón fuimos nosotros mismos los que le pedimos por favor que nos llevara a otro hotel en una zona mejor. Luego descubrimos que nuestra zona no era mala, de hecho, es el barrio mochilero por excelencia y está a 10 minutos andando de Connaught Place (Zona pija de Nueva Delhi, que también la tiene).
De agencia en agencia
Nuestro querido taxista, entonces, nos llevó a otra «agencia de turismo oficial del gobiernos» donde nos contaban la misma historia. Solo que ahora añadían que no había hoteles disponibles en Delhi por menos de 300€ y que nuestra mejor opción era salir de la ciudad. Nosotros pedíamos wi-fi para conectarnos y buscar un hotel por nuestra cuenta pero obviamente no nos la daban.
Así pasamos la noche con el taxista, sin saber que hacer, yendo de una «agencia oficial de turismo del gobierno» a otra. En todas nos decían exactamente lo mismo. Llegó un punto en que tantas personas nos lo habían repetido que ya en parte nos lo creíamos y estábamos tan cansados y asustados que accedimos a contratar un paquete turístico con ellos para que nos llevaran a visitar el triángulo dorado. A los 10 minutos teníamos un conductor disponible e impoluto que nos vino a buscar para llevarnos a Agra esa misma noche. Nosotros no teníamos planeado ir a Agra hasta dos días después así que esto nos cambió todo el itinerario de viaje. La gracia nos costó unos 200€ cada uno por 5 días de tour aunque incluía todos los hoteles y el coche con conductor que nos llevaba a todos los sitios que queríamos.
Cuando fuimos conscientes de la realidad
Aquí el problema no fue el dinero, aunque sí nos hubiéramos gastado menos haciéndolo por nuestra cuenta como habíamos planeado y yendo a los hoteles que nosotros habíamos elegido que además eran mejores. Pero el problema de verdad fue que durante un rato pensábamos que nos estaban secuestrando y que para vendernos algo que no queríamos ni necesitábamos nos hicieron pasar miedo.
Hemos conocido a mucha gente que ha vivido el mismo timo. A veces, el argumento cambia un poco y les dicen que hay una epidemia de alguna enfermedad en Delhi o que hay un festival pero el modus operandi es siempre el mismo. Están todos compinchados y son una mafia.
Hemos escrito otro post sobre cómo prevenir los timos y las estafas en la India.
Ahora nos reímos recordando la anécdota y a raíz de ello hemos aprendido muchísimo. Y, a pesar de un comienzo tan malo, nuestro paso por la India ha merecido la pena. Nos han pasado muchísimas cosas, hemos cambiado de mentalidad incluso varias veces en un día y hemos conocido muchísima gente estupenda con la que hemos disfrutado de muy buenos momentos. Hablamos de ello en otro post sobre nuestra experiencia en la India.
Hola Iñigo y Tamara!
Vaya recibimiento que os hicieron en la India, qué miedooo!!!!
A partir de ahora seguro que todo os irá bastante mejor!
Cuidaros MUCHO y seguir contándonos vuestro maravilloso viaje.
Muchos besos
Almudena
Gracias Almu! ???? Enseguida subiremos contenido sobre Nepal
Vaya güevos que teneis ¡
Ojalá haberos leído antes, yo acabo de ser timado de la misma manera. Ya no es tanto el dinero como el estrés psicológico que te genera. Vaya tema con esta chusma!!